poniedziałek, 1 czerwca 2015

Teatro popular: Fórmulas siglo de Oro

              Este teatro popular convive con el teatro neoclásico que se hacía en la época, había un preceptista que era Luzán que pone las bases de ese teatro neoclásico y haciendo posible la reforma de los teatros al frente de la cual puso a Moratín; convivían pues la corriente culta y la popular. Luzán trata a la vertiente popular con sumo desprecio, como si fuera algo despreciable porque el teatro popular era la evolución caricaturizada de las formas teatrales del siglo XVII. A los adoctrinadores no les venía bien, pues estaba destinado a entretener al público, no servía por tanto para sus fines. Como conviven ambas vertientes en el XVIII en el teatro popular no se respetaran las tres unidades de tiempo, espacio y acción, evidentemente para la vertiente culta sí. En la vertiente culta del XVIII ya fueron quitando las piezas intermedias que se ponía entre acto y acto pero en el teatro popular no se pierde esa costumbre; se ponen entremeses que fueron evolucionando y pasaron a ser sainetes y tonadillas con una carga musical mayor, con lo cual en el culto se fue perdiendo un poco la música porque solo había al principio antes de comenzar la comedia y al final.
La evolución natural del entremés pasa a ser el sainete, Ramón de la Cruz escribe sainetes a tutiplén. La tonadilla tiene más parte musical que recitada. La tonadilla la hicieron en el XVIII como reacción al exceso culto de la ópera italiana, fue una reacción popular emparentada con la zarzuela. La copla también es herencia pero trasplantada al siglo XX. El sainete y la tonadilla fueron las herencias dieciochescas de las piezas breves del XVII.
Danzas - nobleza
Baile - pueblo
Uno de los compositores habituales para los sainetes de Ramón de la Cruz era Blas de Laserna. Los tres componentes de la tonadilla son: el musical (cantan), recital (hablan) y el recitativo (recitan).

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